top of page

La magia de Costa

Kanalla

Desde niños, ambos coincidieron en la misma playa gaditana, mas el destino fue caprichoso, y los hilos que movían a las marionetas de Tarifa se emborracharon con el viento de levante.

 

Él era especial, brillante, cálido y se encargaba de acompañar cada ola hasta el horizonte. Ella era preciosa, sonriente, llena, fina. Provenía del este, turista efímera que perdía sus vergüenzas en las dunas de una playa virgen, fiel visitante nocturna de todo lo prohibido. La curiosa pareja se observaba a escondidas del mundo un par de veces al día aunque nunca coincidían más de 5 minutos en la arena.

 

Él comenzó a lanzar botellas a la mar con mensajes desesperados, 5 minutos no eran suficientes, necesitaba verla, sentirla, acariciarla… pero no halló respuesta alguna.

 

Un delirio de la suerte les unió, y un 11 de Julio se encontraron frente a frente en aquella playa, la misma que los vio nacer, la misma que hizo que por un momento ambos muriesen. Ella enmudeció y él, él perdió su color. Aquella costa jamás había contemplado un espectáculo semejante, el cielo se tiñó de amarillos, verdes, azules y fucsias capaces de hacer sombra a cualquier faro.

 

Tras su encuentro, ella caminó sobre la fina arena y se adentró paso a paso en el Mediterráneo. Antes de marcharse, él le hizo una última pregunta que murió con el ocaso: “¿Volveremos a vernos?”. Ella, impactada guardó silencio mientras se alejaba.

 

Al día siguiente, él la espero. La misma hora, el mismo lugar y las mismas ganas ardientes pero ella no acudió a su cita, ella sabía que aquello era imposible.

 

Arrepentida por no haberle contestado, vivía con amargura cada madrugada y su llanto hacía subir las mareas, hasta que por fin, un día, ella se decidió, y arrepentida susurró a las gaviotas que, sutilmente, alzaran el vuelo hasta su amado y le prometiesen que el infinito jamás tendría fin, y que mañana volviese, aunque tan solo fuese para verla 5 minutos.

 

Las gaviotas decidieron dar su mensaje en forma de melodía con tan solo tres notas: “, mi Sol”.

bottom of page